Ahí estaba ella, tumbada en su cama con su ordenador portátil.
Elena estaba sola en aquella casa de periferia de Madrid. Era otra de las
muchas ocasiones perfectas que tenía para pararse a pensar sobre lo que estaba
pasando últimamente. Algunas veces se reían de ella, pero iba aguantando. Se
consideraba una chica feliz y afortunada, pero desde hacía un tiempo no se sentía
precisamente bien. Pero bueno, una vez más lo dejo estar.
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